miércoles, 18 de enero de 2012

¡UNA DE FIAMBRE!


Sí, compañeros, lo que estáis leyendo...Pero que nadie se asuste...

Entre el último tercio del siglo XIX y principios del XX, era muy usual entre las familias medianamente pudientes el realizar un "Book" al familiar recién fallecido. Una manera de recordarle tal y como era cuando aún estaba caliente.

No olvidemos que el retratarse era algo más que extraordinario, reservado únicamente para grandes acontecimientos: Matrimonio, reuniones importantes y, por supuesto, la  muerte.

Casi siempre las fotos se realizaban en el estudio del fotógrafo, preservando en cada instantánea unas normas siempre fijas: El hombre con la mano derecha sobre el bolsillo del chaleco, la mujer de pie, una mesa con un vistoso florero, etc.

En el caso  de cadáveres, lógicamente, era el fotógrafo el que se desplazaba hasta la casa del finado.

En algunas ocasiones el muerto era colocado en una silla, sofá o sillón para ser fotografiado -tela...-.

Lo bueno es que nunca salía una foto movida....

Carmugón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario